Y mi amigo Jorge Brassens se quedó mirando un tanto pensativo al "señor equis", mientras que este emitía profusas bocanadas a su puro.
- A mí me pasó algo parecido -dijo mi amigo-. Me encontraba en mi casa del pirineo navarro en Navidad y hacía un frío tremendo. Cada vez que me ponía a ver la televisión por la noche tenía que hacerlo cubierto por una manta y con las manos bien metidas dentro de ella. Así que pensé en encender la chimenea, cosa que hice al día siguiente, poco antes de la hora de comer. Eso fue lo que me salvó. Una vez que las maderas ardían y el calor se difuminaba por el salón recibí una llamada de mi vecino: "Tienes humo que sale del tejado", me dijo. Entonces eché un caldero de agua para apagar la chimenea y subí a mi habitación. La pared estaba caliente pero no vi fuego. Me asomé a una claraboya y observé el humo al que se había referido mi vecino. Salí a la calle y fui consciente de que la columna de humo blanco se hacía por momentos más densa. Subí otra vez a mi dormitorio y esta vez sí: una llamita crepitaba junto a la zona caliente de la pared. Llené un vaso de agua y lo dirigí a la llama, apagándola. Por lo general soy bastante torpe -añadía Jorge Brassens como reflexionando en voz alta-. Alguien había avisado a los bomberos y llegaba el retén distante sólo un par de centenares de metros de mi casa. Lo demás es una historia de humo, de pedazos de pared volando hacia el suelo, de mangueras de agua a presión... ¿No te parece que se trata de algo curioso?
El "señor equis" dirigió una mirada sobre mi amigo que a él le pareció inexpresiva, antes de musitar un "sí" que se mezclaba con el humo de su cigarro.
(Continuará)
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3 comentarios:
Despierta mi curiosidad pero no lo entiendo bien.
Era una llamita, que se apagaba con un vaso de agua. Sin embargo alguién llamo a los bomberos, que entraron y arrasaron. ¿Podria tratarse de Matar Moscas a Cañonazos?. He cometido la osadia de meterme en camisa e once varas (no sé lo que son once varas), de mterme donde no llego, ni me llaman. Pero quedo pendiente de la segunda parte. Mi mania de intentar meterel mar, en el pequeño hueco de mi capacidad. Pobre de mi.
Ya estoy aqui otra vez, soy pesado ¿verdad?. Bueno mal no creo que pueda hacer. Si entro y digo algo, inocente y sin malicia, mal no puedo hacer. Eso si, soy agradecido, y un detalle no lo olvido nunca. Y mis limitaciones, que son evidentes, se puden perdonar, porque tengo una memoria enorme para el agradecimiento.
Graciasy un Saludo, D. Fernando.
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