miércoles, 3 de julio de 2013
NER. Mensajes cruzados (35)
Mismo día.
Todos las estrellas que alumbran al planeta NER anunciaban desde los tiempos pretéritos que el día 30+3 estaba cargado de importantes presagios. Una espesa niebla amanecía en su ciudad, pero a ella la iluminaba la luz de su ilusión. Un día radiante le despedía de Arrechea, pero su razón le dictaba las palabras más tristes. Ella tuvo que inventar para verle una excusa que nadie creyó, él tuvo que hacer el viaje más largo y extraño para llegar, y por eso ella tuvo que organizar una rocambolesca peregrinación en la que unos malvados de afilada lengua la acecharon. Por fin la carroza de plata les condujo hasta un establecimiento. Cuando entraron en él le dijo: “Es un local que tiene mala fama”. Les sirvieron una triste comida pero ellos se sintieron muy pronto invadidos de su calor interior, y cuando ella le cogió la mano y la apretó contra su regazo él quería olvidar las palabras que a su pesar le había dictado la conciencia. Ella volvió a referirse a las dificultades que perseguían a su amor. Entonces él se decidió a hablar y pronunció el discurso menos convincente de toda su vida, las palabras tropezaban contra sus dientes, y si decían ausencia sonaban a cercanía, si hablaban de plazos expresaban urgencias y si anunciaban reflexión llamaban a la impaciencia. Ella tenía su mano bien sujeta y escuchaba la monótona retahíla poniendo las verdaderas voces a las pronunciadas por él. Y cuando terminó, ella le hizo un leve reproche a modo de prólogo, sus labios le suministraron después la restante información. En la escalera, a la salida, ella alcanzó otra vez su boca, él la apretó con fuerza entre sus brazos, sólo el discreto carraspeo de un camarero deshizo la madeja de sus cuerpos. Junto a la puerta repitieron el gesto y él susurró: “No te vayas jamás”. La carroza condujo a dos personas distintas, pues ya eran una sola, en medio de un puré de guisantes, que sólo por eso no se convertiría en calabaza.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Sabes, sólo por éstos momentos pasados a tu lado ha merecido la pena nacer, lo que venga después poco importa sólo importa lo ya vivido.
Publicar un comentario