viernes, 20 de marzo de 2009

Intercambio de solsticios (6)

Para cuando habían recogido sus cosas las luces del crepúsculo pintaban el cielo a la manera de un cuadro abstracto de colores de rara plasticidad. Aque$l era aún un paisaje disfrutable, aunque podía considerarse una locura eso de adentrarse en el campo después de la semana en que todo ocurrió.
Pero también necesitaban respirar. Y la ciudad -cualquiera que fuera ahora su nombre- se había convertido en un cementerio de inmuebles en que las más de las veces la vida se había vuelto muy difícil. ¿Imposible? No. Habían aprendido a no pronunciar esa palabra. La tercera semana de noviembre de 2.012, cuando todo ocurrió, les había enseñado más que en todo el resto de sus vidas.
Se habían convertido en supervivientes. En realidad lo habían sido siempre, sólo que ahora lo eran de verdad conscientes de su condición de tales.
Jorge Brassens sabía cómo hacerlo. Todavía mantenía una relación con el tío de "Lorsen", Jaime Castro; todavía este conservaba abierta su tienda de caza y todavía Brassens viajaba a Bilbao, donde algún negocio restante se resistía a desaparecer, claro que ya todo se volvía del carácter del estraperlo, todo era mercado negro y las fabulosas sumas de dinero o rarísimos objetos que un día costaran auténticas fortunas hoy se cambiaban apenas por una modesta comida en un restaurante de cuarta. ¿Y qué más daba? No había otra cosa. Todo era triste y negro, el color había desaparecido de las escasas tiendas que permanecían abiertas.
Allí fue donde Jorge Brassens compró su Smith & Wesson. Pagaría 5.000€ por ella y eso porque Jaime Castro le tenía cierta simpatía en aquella época en que los sentimientos humanos quedaban tan amortiguados por la llamada de la selva y su ley -como en las películas de Tarantino- que se diría que hubieran desaparecido de la faz de la tierra.
Fue Vic la que aprendió a disparar por los 2. Y eso que le fallaba el pulso, pero tenía todavía la vista de un lince, aunque ella añoraba los "tiempos normales", cuando existían ópticas y podías salir de una con gafas nuevas de montura aceptablemente estética y a un precio razonable.
Así que, introducida en la toalla de baño y empuñándola con la firmeza que ya empezaba a ser en ella característica, Vic Suárez y Jorge Brassens se dirigieron hacia un coche con habitáculo de Mègane y morro de Audi que un mecánico amigo de ella les había "remendado".

2 comentarios:

UNAMUNO dijo...

A pesar del gris oscuro que destila este intercambio de solsticio invernal (a pesar de las fechas), y del futuro incierto que se vislumbra en el, auguro al proximo solsticio un radical cambio de color, tal vez al rojo pasion o al rojo intenso sangrante.

Esperare impaciente al proximo solsticio de verano.

Paz en la guerra

Sake dijo...

Vive al dia. Vive el presente, si es bueno, disfrutalo, si es dificil, pelealo. Las circunstancias te lo indicarán. Y además no tienes opción, te da igual. No hay secreo, no hay fórmula, sólo dos opciones. O se puede vivir con el corazón. O no te dejan hacerlo. Y en ambos casos o sobrevives o mueres.